martes, 30 de junio de 2009

¿El único culpable?

Wall Street ya tiene su trofeo. La crisis financiera necesitaba un culpable. Alguien en quien descargar la ira de cientos de miles de ahorradores que han perdido su dinero. Y el gestor de fondos Bernard Madoff daba el perfil perfecto. Pasará el resto de sus días en prisión por su ya famosa estafa multimillonaria. Pero uno tiene la sensación de que hay algo de chivo expiatorio en Madoff. Parece que no le han juzgado sólo por los delitos que él cometió, sino también por todos los pecados y excesos cometidos por el sistema financiero americano en los últimos años. Parece como si este gestor de fondos tuviera que cargar con una culpa colectiva, con la de todo Wall Street.
La condena de Bernard Madoff deja, en cualquier caso, muchas preguntas en el aire. ¿Es Madoff el único culpable de la estafa piramidal organizada en su negocio familiar? Después de la que ha caído y sigue cayendo, ¿de verdad que Madoff es el único gestor que merece estar en la cárcel? ¿Las responsabilidades penales por todo lo que ha sucedido en la crisis financiera comienzan y acaban en Madoff? ¿No hay más culpables? ¿Nadie más asumirá responsabilidades? ¿Aquí acabará todo?
Alejandro Ramírez - Junio 2009

martes, 23 de junio de 2009

Guinea: Anatomía de un golpe de estado (II)

Guinea como objeto de deseo
A todo esto, ¿qué motivos podía haber para dar un golpe de estado en Guinea?Guinea no era un país precisamente rico hasta mediados de la década de 1990. Pero la valoración del país dio un giro radical en 1996, cuando la petrolera americana Mobil descubrió una gran bolsa de petróleo en las aguas del Golfo de Guinea.Desde entonces, una serie de empresas fundamentalmente (aunque no sólo) de Estados Unidos, lideradas por ExxonMobil y Triton, han invertido más de 8.000 millones de dólares en las tareas de prospección y extracción, alcanzando la producción de petróleo en Guinea la cifra de 350.000 barriles diarios en 2004, lo que la convierte en el tercer país del Africa Subsahariana en producción de petróleo, sólo por detrás de Nigeria y Angola. El petróleo representa, en estos momentos, más del 80% del PIB del país. La empresa petrolera española Repsol también cuenta con un permiso de prospección petrolífera.El vecino de Guinea Ecuatorial, Gabón, se encuentra en la situación precisamente contraria: la producción de petróleo del país ha disminuido paulatinamente, al irse agotando sus reservas. Gabón es un país profundamente subordinado a Francia; la comunidad francesa representa el 4% de los habitantes de la capital. Como dato curioso, Gabón es el país con mayor consumo de champán francés per cápita del mundo. El país está dirigido, desde hace más de cuarenta años, por el decano de los dictadores africanos, Omar Bongo, que se convirtió al Islam en 1971 y es el Gran Maestre de Diálogo, la primera gran logia africana en ser reconocida por la masonería francesa.Entre ambos países hay una serie de islas en la bahía de Corisco (Mbañé, Cocoteros y Conga) cuya propiedad Gabón le disputa a Guinea Ecuatorial. La más conflictiva de esas islas es Mbañé, que pertenecía a España desde marzo de 1843 y que pertenecería en la actualidad, por tanto, a Guinea Ecuatorial. Sin embargo, Gabón ocupó ilegalmente el islote en 1972 y desde entonces está latente un conflicto diplomático que, en principio, no tenía demasiada importancia, pero que pasó a complicarse al descubrirse petróleo en las aguas de la bahía de Corisco. Al no haberse delimitado nunca con precisión las aguas territoriales y las fronteras marítimas, la posesión de ese islote puede significar la diferencia entre acceder a un yacimiento petrolífero o no.En la actualidad, ese conflicto está sometido al arbitraje de la ONU, que primero nombró a un franco-canadiense (Yves Fortier) como mediador y recientemente lo sustituyó por un suizo (Nicolas Michel), sin que se hayan producido avances de ningún tipo.La situación política en Guinea Ecuatorial está marcada, por tanto, por dos factores estrechamente relacionados: la abundancia de petróleo en sus costas y el larvado conflicto territorial con Gabón.A esos dos factores se une el hecho de que la de Guinea Ecuatorial es una de las dictaduras más corruptas y menos respetuosas de los derechos humanos que existen y que, para colmo, está amenazada de una permanente inestabilidad, dado el precario estado de salud de su presidente Teodoro Obiang. Los conflictos sucesorios forman parte inherente de la convulsa política interior guineana, con dos candidatos enfrentados a la hora de suceder a Obiang: su hermano, Armengol Ondo Nguema, uno de los hombres fuertes del sanguinario régimen; y el hijo de Obiang, que ha heredado de su padre el nombre de Teodoro, aunque al parecer no las aptitudes para dirigir ese conflictivo país.Grandes reservas de petróleo, un régimen dictatorial con pocos apoyos en el exterior y una situación interna enormemente convulsa. Ésos eran los factores que se aunaban en 2004 para convertir Guinea Ecuatorial en un oscuro objeto de deseo.Crónica de un golpe malditoLos detalles del golpe se fijaron, según la declaración de Simon Mann, en mayo de 2003, en una reunión en la casa del libanés Eli Calil en Londres, a la que asistieron el propio Mann y Mark Thatcher, El plan consistía, según declaró ante un tribunal sudafricano uno de los implicados, Crause Steyl, en utilizar algún tipo de añagaza para atraer a Teodoro Obiang hasta el aeropuerto de Malabo, con el fin de secuestrarlo y trasladarlo a España.Para el éxito del golpe se contaba con una baza fundamental. El mercenario Nick Du Toit, a quien algunas informaciones periodísticas sin confirmar relacionan con el tráfico de armas y de diamantes, había estado trabajando dos años en Guinea Ecuatorial para el propio dictador Teodoro Obiang, con un contrato para entrenar las fuerzas paramilitares y los cuerpos de aduanas guineanos. Era un hombre de confianza de la familia Obiang.En 2003, después de vencer ese contrato, Du Toit entró otra vez en Guinea como hombre de negocios, aparentemente para montar un empresa dedicada a la pesca. En la práctica, su misión consistía en preparar el terreno para el triunfo de la intentona golpista que habría de tener lugar al año siguiente.Según la declaración de Steyl, Nick du Toit, aprovechando su amistad con Obiang, iba a pedir al presidente guineano que fuera al aeropuerto de Malabo, porque supuestamente le iban a regalar allí varios vehículos todoterreno de lujo que acababan de llegar por avión. La idea, según Steyl, era que "hubiera hombres armados dentro del avión, entre los vehículos, apoyados por la fuerza que habría llegado desde Sudáfrica". De ese modo, Obiang sería secuestrado y, al mismo tiempo, Severo Moto desembarcaría en Guinea y se haría con las riendas del país.Serían tres los equipos que participarían en la operación: el primero de ellos, dirigido por Du Toit, se infiltraría como avanzadilla en Malabo con anterioridad al golpe, para preparar la trampa destinada a Obiang. Un segundo equipo, formado por el grueso de los mercenarios, viajaría desde Sudáfrica el mismo día del golpe, con las armas. Finalmente, un tercer equipo sería el encargado de escoltar a Severo Moto desde España hasta Guinea, para hacerse con las riendas del poder. Du Toit ayudaría, asimismo, a Simon Mann en todo lo relativo al acopio de las armas.De cara a preparar la logística del atentado, Mann y Du Toit contrataron los servicios de varios mercenarios de alto nivel. La adquisición y el pilotaje de los aviones que habría que utilizar en la operación se le encargó a un antiguo compañero de ambos, Crause Steyl, que dirigió las operaciones aéreas de Executive Outcomes a mediados de los 90.Otros dos mercenarios de alto nivel, Harry Carlse y Louwtje (Lourens) Horn, se encargarían de ayudar a Mann y Steyl con las tareas de aprovisionamiento. Carlse y Horn trabajaban para otra empresa de seguridad, Meteoric Tactical Solutions, con sede en Pretoria. El primero de ellos era su representante para Oriente Medio, mientras que el segundo era el representante para Iraq. El director de Meteoric Tactical Solutions niega cualquier implicación de la empresa en la intentona y, como veremos después, su papel puede ser más complejo de lo que a primera vista parece.Simon Mann iba diciendo a los hombres a los que contrataba que el golpe contaba con el apoyo de los servicios de inteligencia de Estados Unidos, Gran Bretaña y España, y con la autorización del servicio secreto y del gobierno sudafricanos. Como luego veremos, aquello tenía bastantes pocos visos de ser cierto.Crause Steyl se encargó de seleccionar los aviones y helicópteros que se iban a utilizar para el golpe. Según su declaración ante los jueces sudafricanos, el propio Mark Thatcher (con quien se reunió en tres o cuatro ocasiones y que le había sido presentado por Greg Wales en un aeropuerto cercano a Johannesburgo) le ayudó en esas tareas de selección.El asunto de los helicópteros se trató inicialmente en julio de 2003, en una reunión entre Simon Mann, Mark Thatcher y Nick Du Toit, según la declaración de este último.En el último trimestre de 2003, Mark Thatcher y Crause Steyl montaron en Sudáfrica una empresa denominada Triple A Aviation Services (lo de Triple A quiere decir "Air Ambulance Africa"). La inversión de Mark Thatcher fue de 275.000$. La tapadera de la empresa era la prestación de servicios de ambulancias aéreas, pero en realidad debía encargarse de dar cobertura legal a las adquisiciones de material aeronáutico para el golpe. En enero de 2004, Triple A Aviation Services firmaba el correspondiente contrato con Logo Logistics, la empresa de Simon Mann. Dos de las empresas de Du Toit (MTS y Triple Option Trading 610) firmaron contratos similares con Logo Logistics.En cuanto a las armas, la intención era adquirirlas a la empresa Zimbabwe Defence Industries, propiedad del propio gobierno de Zimbabue y dirigida por el coronel Tshinga Dube. En las negociaciones, que se llevaron a cabo durante el primer trimestre de 2004, participaron Simon Mann, Nick Du Toit y una tercera persona no identificada. La lista de la compra incluía 20 ametralladoras, 61 rifles de asalto AK-47, 150 granadas de mano, 10 lanzagranadas, 100 granadas RPG y 75.000 cargadores. El importe total de la factura ascendía a 180.000$.Por lo que respecta a los mercenarios de a pie, se contrataron a través de diversas empresas del sector, incluyendo a la propia Military Technical Services de Nick Du Toit. El primer grupo (el de Du Toit) estaba formando por 8 sudafricanos, un alemán y 6 armenios (aunque no está del todo clara su composición, dado que el 7 de marzo de 2004 las autoridades guineanas afirmaron haber detenido a 10 sudafricanos, 4 armenios, 4 kazajos y un alemán).El segundo de los grupos, el de Simon Mann, que viajaría desde Sudáfrica, estaba formado por 20 sudafricanos, 18 namibios, 23 angoleños, dos congoleños y un zimbabués, aunque al parecer todos ellos tenían pasaporte de Sudáfrica. A esos mercenarios se les dijo que iban a la República Democrática del Congo, a realizar labores de seguridad en una zona minera. La intención era hablarles del verdadero objetivo de la misión sólo cuando el avión de transporte hubiera salido de Sudáfrica. El avión había de ser pilotado por Neil, el hermano de Crause Steyl.El tercero de los grupos, el que debía escoltar a Severo Moto hasta Malabo, estaría compuesto por el propio Crause Steyl y otro sudafricano, que se encargarían de pilotar un avión King Air 200.Al comenzar marzo de 2004, Simon Mann ya había recibido en su cuenta centenares de miles de dólares, probablemente para hacer frente a la compra de las armas. Uno de los pagos, de 134.000 $, había sido realizado aparentemente por un tal JH Archer. Otro pago, de 100.000 $, provenía de la empresa Air Africa Ambulance. El grupo de avanzadilla de Nick du Toit, por su parte, había llegado a Guinea Ecuatorial en enero, para ir preparando el terreno.Una semana antes del golpe, Crause Steyl se encargó de adquirir en Estados Unidos, por cuenta de Logo Logistics, un Boeing 727-L100, con número de registro N-4610, que se utilizaría para transportar a los mercenarios desde Sudáfrica a Guinea Ecuatorial. El avión, que antiguamente había pertenecido a la Fuerza Aérea Estadounidense, fue adquirido a la empresa Dodson Aviation Inc de Kansas.Mientras Crause Steyl terminaba de cerrar la logística de transporte, Harry Carlse y Lourens Horn se reunieron con Simon Mann en Zimbabue, para recoger las armas y esperar allí a los mercenarios que habían de llegar desde Sudáfrica. En cuanto al resto de mercenarios, la última semana en Sudáfrica, antes de la operación, la pasaron entrenando con fusiles de asalto AK-47.Al parecer, hubo dos retrasos en los planes, porque la operación estaba inicialmente prevista para el día 18 de febrero, luego se atrasó al 5 de marzo y finalmente se decidió ejecutarla el día 7. Simon Mann insistía en que sus instrucciones eran llevar a cabo la operación antes de las elecciones legislativas en España, previstas para el 14-M.En cualquier caso, el 7 de marzo los distintos equipos de mercenarios se pusieron en marcha de acuerdo con los planes previstos, directos al desastre. El equipo procedente de Sudáfrica sería detenido en el aeropuerto de Harare (Zimbabue), mientras que el equipo de Du Toit sería arrestado por la policía de Obiang en Malabo.
Luis del Pino - 2009

domingo, 14 de junio de 2009

Guinea: Anatomía de un golpe de estado (I)


El viaje a ninguna parte


7 de marzo de 2004. Aeropuerto de Harare, Zimbabue. Tres hombres esperan la llegada de un Boeing 727 que ha despegado del aeródromo de Wonderboom, cerca de Pretoria (Sudáfrica). El avión, que transporta 64 mercenarios, tiene previsto hacer una escala para repostar, antes de proseguir viaje hacia Guinea Ecuatorial, aunque en su hoja de ruta se afirma que su destino final es Burundi. En el aeropuerto de Harare esperan también cargar las armas que los tres hombres que aguardan a la aeronave han estado tratando de adquirir en Zimbabue a lo largo de los días anteriores.Pero la operación está condenada al fracaso desde el principio. Los servicios secretos de Sudáfrica y Angola han avisado al gobierno de Zimbabue de la llegada del Boeing, con lo que la policía detiene tanto a los 64 pasajeros, como a los 3 hombres que esperaban la llegada del avión. Inicialmente, las autoridades del país afirman que los mercenarios se aprestaban a dar un golpe de estado en el propio Zimbabue, y culpan de ese intento de golpe a Estados Unidos e Inglaterra, aunque posteriormente, pasada la confusión de las primeras horas, pondrían el suceso en relación con un intento de golpe de estado en Guinea Ecuatorial.7 de marzo de 2004. Malabo, capital de Guinea Ecuatorial. La policía del dictador Teodoro Obiang arresta a 15 mercenarios por su presunta implicación en un intento de golpe de estado y decreta el cierre parcial de las fronteras. Entre los detenidos, que al parecer llevaban en el país más de un mes preparando el terreno, hay varios kazajos, armenios, sudafricanos de origen angoleño y sudafricanos blancos, además de un alemán, Merchz Gerad Euyen. El mercenario alemán moriría once días después en circunstancias no aclaradas. Según las autoridades guineanas, murió por "un cuadro de paludismo cerebral"; según las organizaciones de derechos humanos, murió a causa de las torturas infligidas por la policía. En los domicilios de los mercenarios, la policía se incauta de varios planos de Malabo, aparatos de comunicaciones, teléfonos vía satélite, lanchas rápidas y otros tipos de material.7 de marzo de 2004. Bamako, capital de Malí. Un nervioso Severo Moto, presidente del gobierno guineano en el exilio, acompañado de otros tres compatriotas, espera la llamada telefónica que le confirme que puede viajar a Guinea Ecuatorial. Acaba de llegar ese mismo día desde Canarias, en un King Air 200 de la empresa Triple A, pilotado por dos sudafricanos, que previamente había hecho viaje de Madrid a Canarias. Tras una hora de espera, Moto recibe la ansiada comunicación telefónica, pero las noticias no son buenas: la operación se ha ido al garete. El avión, que ha salido de Canarias ilegalmente, emprende el regreso hacia el aeropuerto de Gando.Así caía el telón aquel 7 de marzo, en tres lugares de Africa diferentes, sobre lo que no es otra cosa que la crónica de un golpe anunciado. Una desastrosa operación de la que, en realidad, todo el mundo estaba al tanto casi desde que se pusiera en marcha.Soldados de fortuna, millonarios, pozos petrolíferos, dictadores, servicios de inteligencia, golpes de estado... La historia de esa operación nacida para fracasar parece sacada de cualquier guión de Hollywood. Un guión en el que el mercado de los mercenarios, mucho más prosaico de lo que la gente se imagina, juega un destacado papel.MercenariosEl sector de los "servicios militares privados" constituye un mercado floreciente y rentable. Tan floreciente, que un soldado de fortuna puede llegar a embolsarse 30.000$ al mes por sus servicios, aunque las tarifas habituales suelen ser algo más bajas, en torno a los 10.000$ mensuales.Muchas de las empresas que se mueven en ese sector son negocios perfectamente legales, que trabajan por encargo de gobiernos democráticos en tareas de seguridad u operaciones militares sometidas a escrutinio público. La más conocida de esas empresas en la actualidad es la famosa Blackwater, que ha estado operando en Iraq en los últimos años por cuenta del gobierno de Estados Unidos.Pero, junto a esas empresas de las que no consta que hayan llegado a cruzar "la delgada línea roja", existe también un gran número de otras compañías que ofrecen servicios más "delicados" a todo aquél que los pueda pagar. Servicios que pueden ir desde las operaciones encubiertas a la organización de golpes de estado a la carta.En muchos casos, esas empresas de mercenarios tienen vínculos no demasiado indirectos con diversos servicios de inteligencia, puesto que sus plantillas se nutren, en buena medida, de personas que han trabajado anteriormente en lucha antiterrorista, en tareas de información o en cuerpos de operaciones especiales. Eso no quiere decir que actúen siempre al dictado de los servicios de información, aunque sí es cierto que existen canales de comunicación fluidos.En muchos casos también, esos auténticos ejércitos privados tienen intereses directos en compañías de prospección minera o petrolífera, porque esas compañías se cuentan entre las pocas dispuestas a adelantar los recursos necesarios para organizar las operaciones; y también porque, en muchos casos, los beneficiarios locales de esas operaciones mercenarias (el gobierno que accede al poder, o que se mantiene en el mismo, como resultado de una operación) pagan los servicios de las empresas de mercenarios mediante concesiones de un tipo u otro.Sudáfrica ha sido, tradicionalmente, uno de los países con un mercado de mercenarios más floreciente y existen buenas razones para ello. En 1989, con el régimen del apartheid en pleno proceso de descomposición, el gobierno de Sudáfrica aprobó una serie de recortes en la estructura militar, que llevaron a prescindir de los servicios de miles de miembros de las fuerzas especiales sudafricanas. Se trataba de soldados con una amplia experiencia militar en las guerras fronterizas que Sudáfrica había mantenido entre 1966 y 1989, en Angola y Namibia.Como resultado de aquel desmantelamiento, se fundaron numerosas empresas de "servicios militares privados", alguna de las cuales, como Executive Outcomes, llegó a contar con 500 asesores militares y más de 3.000 soldados.Al principio, aquellas empresas operaban sin ningún tipo de control, habiendo jugado un papel destacado en las sangrientas guerras de Angola y Sierra Leona. Pero en 1998, el gobierno sudafricano, una vez finalizado el régimen del apartheid, promulgó una ley prohibiendo las actividades mercenarias, con lo que algunas de esas empresas cerraron, otras se reciclaron para dedicarse a actividades más legales y otras continuaron con sus operaciones habituales, aunque de forma bastante menos ostentosa.En el golpe de estado de Guinea participaron, como luego veremos, empleados de varias de esas compañías de "servicios militares privados", aunque hay dos personajes clave en la trama.El primero de ellos es un mercenario llamado Simon Mann. Educado en la exclusiva escuela británica de Eton e hijo de un gran empresario del sector cervecero, Simon Mann fue miembro del cuerpo de operaciones especiales británico (SAS), antes de dedicarse primero a temas de seguridad informática y luego a actividades mercenarias.Trabajó primero para la empresa Executive Outcomes, de la que ya hemos hablado, y posteriormente para Sandline International, otra compañía de "servicios militares privados" fundada a principios de la década de 1990 en el Reino Unido por, entre otros, Tony Buckingham, propietario de la empresa petrolífera canadiense Heritage Oil, que cotiza en la bolsa de Toronto, y por Tim Spicer, un antiguo teniente coronel del ejército británico. Sandline International estuvo en el pasado implicada en algunos sonoros fracasos, como una frustrada operación contra la guerrilla rebelde en Papua-Nueva Guinea (operación que no sólo fracasó, sino que le costó el puesto al gobierno que había contratado a los mercenarios) o un fallido intento de golpe de estado en Liberia en 2003 (financiado por un millonario de la India, que buscaba que un nuevo gobierno le otorgara concesiones para la explotación de minas de diamantes y otros minerales). Sandline International cesó en sus operaciones el 16 de abril de 2004, poco después del fiasco de Guinea Ecuatorial.Fue Simon Mann, ex-empleado de Executive Outcomes y empleado de Sandline International, uno de los que se encargaría de organizar la logística del golpe de estado en Guinea, aunque parece ser que a través de otra compañía, perteneciente al propio Simon Mann: Logo Logistics, domiciliada en el paraíso fiscal de Guernsey. Nadie ha podido probar, al menos de momento, la implicación de Tony Buckingham y Tim Spicer en el golpe de estado de Guinea.La segunda persona que juega un papel fundamental en la trama es Nick Du Toit, un ex oficial del ejército sudafricano que también contaba con su propia empresa de "servicios militares privados": Military Technical Services (MTS), fundada en 1989 por el general retirado Tai Minaar, que murió en extrañas circunstancias en septiembre de 2001, al parecer envenenado. Du Toit también había formado parte hacía años, como Mann, de la empresa Executive Outcomes.Simon Mann y Nick Du Toit se encargaron, por tanto, de la mano de obra mercenaria y la logística del atentado. Pero, para dar un golpe de estado, lo fundamental no es la mano de obra, sino el dinero para financiar las operaciones. Así que comencemos por el principio.Personas de dineroEl millonario de origen libanés Ely Calil conoció a Severo Moto, el jefe de la oposición guineana en el exilio, en 2001. Les presentó en Madrid, según publicó en su día el periódico El Mundo, un miembro de la familia Garrigues. Desde entonces, Calil había estado financiando las actividades opositoras del guineano, quizá por amistad, como Severo Moto afirma, o quizá con vistas a cobrarse en un futuro los réditos de su inversión.Ely Calil es un personaje envuelto en el misterio. Sólo se conoce una fotografía suya, que se hizo hace más de treinta años, el día de la boda con su primera mujer, Frances Condron, modelo e hija de un millonario del tabaco de Tennessee. Nacido en Kano (Nigeria) en 1945, de padres libaneses, Ely Calil cuenta con la ciudadanía británica y senegalesa, y vive a caballo entre París y Londres.Fue Calil quien puso en contacto a Severo Moto con el mercenario Simon Mann a principios de 2003, en el hotel Intercontinental de Madrid. Severo Moto, como él mismo confirmó a un medio inglés, contrató a Mann para que le facilitara protección durante el regreso a su país, aunque insiste en que su intención era "luchar por un cambio democrático", no dar un golpe de estado. La misma versión sostiene Calil, que reconoce haber financiado a Moto y haber servido de introductor de embajadores entre Moto y Simon Mann, aunque afirma que la idea nunca fue quitar el poder violentamente al dictador guineano Obiang.La versión de Simon Mann es radicalmente distinta: según él, el contrato firmado con Moto preveía que Mann se convirtiera en el jefe de la guardia presidencial de Severo Moto una vez expulsado Obiang del poder, mientras que la mano derecha de Moto sería Karim Fallaha, otro libanés socio de Calil, con éste controlándolo todo en la sombra. Detrás de Calil estaría, según Simon Mann, otro grupo de gente "muy rica y muy poderosa", aunque dice no conocer sus nombres.Según lo declarado por James Kershaw, testigo de la fiscalía en uno de los juicios celebrados en Sudáfrica, Calil estaba a la cabeza de un grupo de inversores británicos y libaneses, a quienes se les prometieron beneficios cinco veces superiores al dinero invertido. Según ese testimonio, además de Eli Calil, que habría aportado 750.000$ y de Simon Mann, que habría puesto 500.000$, otros cuatro hombres aportaron otros 500.000$ cada uno: Karim Fallaha, el libanés socio de Calil; Greg Wales, un hombre de negocios británico que actuaba, al parecer, como contable de Mann; Gary Hersham, un empresario inmobiliario de Londres; y David Treman, otro empresario británico afincado en Sudáfrica. Sin embargo, la implicación de estas personas no se ha podido probar y todas ellas niegan tener nada que ver con el golpe. Al igual que tampoco se ha podido probar la implicación del escritor y ex-dirigente del Partido Conservador británico Jeffrey Archer, de quien se dijo que había transferido 134.000$ a una cuenta bancaria de Simon Mann. De quien sí se consiguió probar la implicación en el golpe de estado de Guinea es de Mark Thatcher, el problemático hijo de la ex-primera ministra británica Margaret Thatcher.Nacido el 15 de agosto de 1953, Mark Thatcher es, fundamentalmente, un bon vivant. Se casó en 1987 con Diane Burgdorf, la hija de un millonario de Texas dedicado a la distribución de automóviles, a quien conoció mientras trabajaba como representante de la marca de coches de lujo Lotus. Se mudó a Sudáfrica en 1994, huyendo de un escándalo financiero, y se afincó en un lujoso barrio de Ciudad del Cabo.Cinco meses después del fallido intento de golpe en Guinea Ecuatorial, las autoridades sudafricanas lo pusieron bajo arresto domiciliario, cuando ya estaba a punto de huir hacia Estados Unidos. Mark Thatcher fue acusado de haber invertido unos 275.000$ en la operación, que habrían ido destinados, básicamente, a proporcionar los medios aéreos para el golpe.Fue puesto en libertad tras reconocerse culpable, ante un tribunal sudafricano, de violación de las leyes contra los mercenarios. El tribunal le condenó a pagar una multa de 335.000 euros y a 4 años de prisión, aunque la condena fue suspendida.Mark Thatcher y Eli Calil se conocían de tiempo atrás. Según Simon Man, los dos hombres de negocios y él mantuvieron en Londres varias reuniones preparatorias del golpe. Thatcher y Calil lo niegan.Además del puesto de jefe de la Guardia Presidencial de Severo Moto, a Simon Mann se le prometió, al parecer, un pago de 1 millón de libras esterlinas en efectivo, más una serie de derechos de explotación petrolífera, por organizar la operación. Según datos sin confirmar difundidos por las autoridades guineanas, fue Calil el encargado de transferir ese millón de dólares a la cuenta de Simon Mann. En cuanto a los mercenarios que participarían en la operación, el pago inicial sería de 3.000$, según las declaraciones posteriores de algunos de los implicados, y, si el golpe tenía éxito, cada hombre recibiría 30.000$ más y pasaría a formar parte de la guardia presidencial del nuevo jefe de estado guineano.Por lo que a Nick du Toit se refiere, parece que se le prometieron 5 millones de dólares por su participación en la operación.
Luis del Pino - Mayo 2009

viernes, 22 de mayo de 2009

Querido mosso

CARTAS DE LOS LECTORES - LA VANGUARDIA
Son las tres de la madrugada del lunes. En la muy incómoda sala de espera de urgencias del Clínic voy escribiendo estas líneas sin conocerte, sin saber nada de ti. Seguramente eres grande, fuerte, y llevas un fusil lanzapelotas de goma, de las que abren la cabeza como si fuera un melón. Sólo han sido diez puntos de sutura en el parietal derecho. Reconstrucción de la oreja. Una hemorragia interna. He oído al alcalde, a los mandos policiales, a los políticos. Todo un éxito. 65 detenidos... Para que los suelten y estén en la calle el 27 para volver a reventar la fiesta. Son los gamberros de siempre. Y además era ya hora de desalojar la plaza. Y además esos que tranquilamente abandonaban la plaza, con sus camisetas azulgrana y sus senyeres, ya tendrían que haberse ido. Si están allí es porque os provocan. No han hecho nada más que celebrar una victoria, pero es suficiente con estar allí. Creo que se están yendo, están de espaldas, delante de ti, sin romper nada, sin tirar piedras. Sólo cantan su alegría. Ya sé que a ti te han ordenado dispersar, y tú pones todo tu conocimiento. En el Clínic - urgencias de traumatología-están tu trofeos. Caras aporreadas, niños de 17, peruanos asombrados, incluso mi Gerard, con sus diez puntos en la cabeza, con su oreja troceada, con su hemorragia interna y observación de constantes al menos 48 horas.
Yati encima ni te habrán felicitado. Con lo bien que lo hiciste.
Pero ya se sabe, los políticos sólo se ocupan de airear lo bien que resultó todo anoche: 65 detenidos y éxito total. No te preocupes, que no vamos a perder el tiempo denunciando vuestra brutalidad sin sentido, sin medida, desproporcionada, a destiempo, sin aviso y contra los que no hacían nada de nada. Aquí no hay nadie que sepa lo que hizo mal, pero no van a correr más riesgos con la policía. No te olvides de algo importante: mi hijo te paga para que lo protejas de los vándalos. No te paga para que lo confundas con uno de ellos, sin motivo, y la emprendas a tiros con él, por la espalda, de forma cobarde. Buenos días, mosso. ¿Has dormido bien? En el Clínic siguen tus muchos trofeos. Algo maltrechos, pero orgullosos de que su policía tuvo un éxito total. Que los de siempre han sido dispersados, que los tenéis detenidos, que el 27 no volverán a intentarlo. Y los muchos del Clínic tampoco estarán. Otros preferirán no averiguar si tenéis controlados a los 65 detenidos.
JORDI MOLINS AMAT - MAYO 2009

jueves, 16 de abril de 2009

"La razón nos guía, pero nuestras emociones deciden"


Menos luce más

A veces, de lejos se ve más cerca, por eso el australiano Tim Pethick acierta cuando explica por qué el galopante paro español no se nota en nuestras calles: la familia y los amigos son una valiosa red que suple a nuestro no tan efectivo Estado de bienestar. También tiene puntería al sentenciar el fin del "marketing del capricho" y su sustitución por el "marketing de la necesidad". Los derroches que hace un par de años generaban secretas envidias hoy son aparatosas antiguallas de una década de excesos: basta con echar un vistazo a los automóviles más vendidos o - mejor-a los que menos han dejado de venderse y a cómo resulta de buen tono mirar los presupuestos. Menos, ahora, luce mucho más.

Tengo 46 años: la edad del realismo. Nací en Nueva Zelanda, pero vivo en Sydney. Tengo tres hijas: para poder verlas, dejé una multinacional y creé mi empresa. No deje a sus jefes decidir si tiene éxito como persona. Participo en ´Rethink the basis of communication´, en la UIC
e voy a confesar que, cuando volaba hacia Barcelona, he mirado las cifras económicas de España: tienen ustedes un paro astronómico.


Ya...

Y viendo todo el cuadro macroeconómico, la verdad, me he inquietado: he pensado que vería tensión social en las calles.

Las estadísticas no lo dicen todo.

Eso es lo que quería decir. Las estadísticas españolas eran inquietantes y, sin embargo, me he dado un paseo por las calles de Barcelona y he visto una ciudad tranquila, agradable, trabajadora y próspera...

Por lo menos, de momento.

... Tal vez lo fuera más hace un par de años, pero ahora no me ha dado la sensación de que se vaya a hundir, porque la gente que vive aquí no tiene ni me ha transmitido ese sentimiento. En cambio, en EE. UU. y también en el Reino Unido he notado más esa angustia de que que el cielo está cayéndose sobre sus cabezas.

Y...

Pues que cualquiera tomaría una decisión de inversión mucho más racional sólo con darse un paseo por Barcelona viendo las caras de la gente que analizando complejos cuadros estadísticos y macroeconómicos, que son los que estudian financieros, gobernadores de bancos centrales y decision makers en general.

La calle enseña más que el despacho.

Las cifras no tienen sentimientos ni emociones, pero las personas - que son las que al final deciden-,sí. Por eso, si en marketing sólo atiendes a las estadísticas, te pierdes la mitad de la realidad.

¿Y adónde nos lleva eso?

Que si yo no me hubiera bajado del avión que me traía desde Australia tras ver las cifras del paro en España por miedo a un atraco, sería un idiota. Y si no hubiera decidido invertir aquí por esas cifras, también.

Suena sensato.

Si la sensación colectiva de un país es que "el cielo cae sobre nosotros", es que el cielo cae sobre nosotros, porque, al final, las cifras económicas acaban adaptándose a ese sentimiento.

¿Y no al revés?

No, porque somos los humanos quienes decidimos, y no los números. Las cifras no me han revelado que la familia, los amigos, la red social de cada persona da aquí y ahora en España más seguridad psicológica a cada individuo que en los países anglosajones. Por lo tanto, la sensación colectiva también es menos angustiosa aquí aunque las cifras del paro sean mucho peores en realidad.

¿Y qué le enseña a usted eso?

Que el marketing se equivoca en el demasiado yo.

El yo es el sujeto comprante.

Me refiero a que el marketing - y la economía entera-ha asumido que el agente económico elemental, el yo, mueve los mercados. Y no es así.

¿Ah, no?

El marketing ha creído siempre que sólo el yo toma las decisiones y que ese yo a su vez se mueve porque lo quiere todo, y si ya lo tiene todo, quiere más. La economía entera presume que, de uno en uno, todos queremos todo, queremos más y lo queremos ya.

Yo diría que esa presunción es realista. No, porque los humanos somos algo más, y la economía o el marketing que ignore ese algo más acaba asumiendo que los parados no tienen familia, ni amigos, ni emociones, y se equivocan. La mera noción de avaricia no da la medida de todo el ser humano ni de todo agente económico.

¿Y usted cómo actúa en consecuencia?

Yo no soy la madre Teresa. Mi discurso no es ético ni quiero montar una ONG. Yo quiero vender más y mejor; y lo he conseguido, de momento en mi país, apelando a esa parte comunitaria, solidaria y colectivista que también tenemos los humanos.

¿Y cómo es su marketing, entonces?

Tampoco soy geólogo. No trabajo con piedras sino con personas, y las personas nos dejamos guiar por la razón pero decidimos con el corazón, y nuestro corazón también es solidario.

Yo creía que usted vendía patatas.

Vendo de momento productos de gran consumo: patatas fritas, zumos frescos, pero me han invitado a hablar aquí porque he dado la vuelta al marketing tradicional: tengo dos marcas en el top 10 del Pacífico asiático, porque he apelado a toda la persona y no sólo a su ego.

Por ejemplo.

Si la medida de nuestro éxito en la vida es un coche de 100.000 euros, entonces, ahora que estamos en crisis... ¡tremendo! Y si todo lo que soy como persona depende de mi trabajo, que me da estatus, dinero para mis caprichos y amor propio, y me voy al paro...

... Pues fatal.

Pero ¿quién decide si usted es bueno o malo, su jefe o sus amigos? ¿Qué da la medida de su éxito, los ceros de la cifra de su salario anual o la cantidad de amigos que tiene y cuánto le quieren?

Cada uno hace caso a quien quiere.

Pero si la red social es más fuerte, entonces los prescriptores para un producto serán más próximos al destinatario. Yo conduzco un Fiat 500, un utilitario, como los personajes low cost de mis campañas, pero, como ellos, intento tener una red de amigos y familiares incondicional. Son ellos quienes dan la medida de mi éxito: no la tapicería de piel de mi coche. Eso es marketing emocional.


LLUÍS AMIGUET - ABRIL 2009

jueves, 5 de marzo de 2009

20 frases célebres para gestionar en tiempo de crisis

1. Calidad Directiva
“El hombre se descubre cuando se mide contra un obstáculo”, Antoine de Saint Exupery
2. Previsión y Cautela
“Sólo cuando baje la marea, sabremos quién estaba nadando desnudo”, Warren Buffet
3. Entorno
“Voy a hacer un pronóstico: Puede pasar cualquier cosa”, Roy Atkinson
4. Estadísticas sectoriales
“Hay tres clases de mentiras: las mentiras, las malditas mentiras y las estadísticas”, Mark Twain
5. Reflexión
“No podemos resolver problemas de la misma manera que cuando los creamos”, Albert Einstein
6. Análisis
“Tengo seis honestos sirvientes (ellos me enseñaron todo lo que sé): Sus nombres son Qué, Por qué, Cuándo, Cómo, Dónde y Quién”, Rudyard Kipling
7. Planificación vs. Acción
“La vida es lo que ocurre mientras estamos ocupados haciendo planes”, John Lennon
8. Caja
“¿Ha oído eso de que no se puede vivir sin amor? pues el dinero es más importante”, Doctor House
9. Deuda
“Si yo te debo una libra, tengo un problema; pero si te debo un millón, el problema es tuyo”, John Maynard Keynes
10. Datos
“Es un error capital teorizar antes de poseer datos. Uno comienza a alterar los hechos para encajarlos en las teorías, en lugar de encajar las teorías en los hechos”, Sherlock Holmes
11. Equipo
“No necesito amigos que cambian cuando yo cambio, y asienten cuando yo asiento. Mi sombra lo hace mucho mejor”, Plutarco
12. Aprendizaje
“La Experiencia es un peine que te llega cuando te quedaste calvo”, Ringo Bonavena
13. Trabajo Duro
“La diferencia entre trabajo y compromiso… Los huevos con bacon. La gallina colabora y el cerdo se compromete”
14. Reconocimiento
“A veces sucede así en la vida: cuando son los caballos los que han trabajado, es el cochero el que recibe la propina”, Daphne du Maurier
15. Responsabilidad
“Si quieres que algo sea hecho, nombra un responsable. Si quieres que algo se demore eternamente, nombra una comisión”, Napoleón
16. Confianza
“Si no hay sentido de confianza en la organización, si las personas viven preocupadas por cubrirse las espaldas… la creatividad será una de las primeras víctimas”, Napoleón
17. Ejemplo
“No hay cosa que más disfrute el soldado romano que ver a su oficial de mando comer abiertamente el mismo pan que él , o tenderse sobre un sencillo lecho de paja, o erigir una empalizada. Lo que admiran de un jefe es su disposición para compartir el peligro y las dificultades, más que su habilidad para conseguir honor y riqueza, y sienten más aprecio por los oficiales que son capaces de hacer esfuerzos junto a ellos que los que les permiten pasarlo bien”, Plutarco de Cayo Mario
18. Talento
“Hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años y son muy buenos. Pero los hay que luchan toda la vida. Esos son los imprescindibles”, Bertolt Brecht
19. Comunicación
“Nada viaja más rápido que la luz, excepto las malas noticias”, Douglas Adams
20. Austeridad
“Cuida de los pequeños gastos; un pequeño agujero hunde un barco”, Benjamín Frankin

Manager Business Magazine Abril - 2008

Michele Boldrin

"La ilusión del multiplicador, por la cual, el Gobierno pasa 100 euros del bolsillo de un ciudadano a una constructora y ésta los convierte en 150 euros es un milagro. Eso lo hacía Cristo, pero no el Estado", asienta Michele Boldrin.

El profesor de la Washington University (Sant Louis) afirma en una entrevista con EXPANSIÓN que los Gobiernos están actuando de forma "precipitada". "Todas las recesiones no son iguales, ni tampoco se resuelven siempre con más dinero público". Sin embargo, se ha instaurado una corriente general en todos los países favorable a la ayudas y subvenciones del Estado.

¿Piensa que el mundo se enfrenta a una nueva ola de proteccionismo?
Estamos ante la reacción típica que ya impulsaron los gobiernos tras el crash de 1929. La tendencia al proteccionismo y a dar ayuda a los sectores en más dificultades, como el del motor, es un juego de suma cero. Lo único que hace es transferir recursos de los contribuyentes a las empresas en apuros. No sirve buscar subsidios públicos para vivir dos días más. Es obvio que todo esto hace daño, pero políticamente se busca el voto, la simpatía de sindicatos, las empresas, etc. Creo que los políticos saben perfectamente bien que esto no resuelve la cuestión.
Entonces, ¿por qué actúan de la misma manera?
La visión dominante piensa que las crisis económicas siempre están determinadas por la falta de demanda. Ésta se intenta suplantar por demanda pública, pero lo que hacen es inventar excusas para gastar dinero público. Todo esto viene de una interpretación incorrecta de lo que ocurrió en EEUU en los años treinta. El New Deal de Roosevelt llegó a pagar a actores para que hicieran espectáculos públicos gratis y a obreros con globos en las calles para ahuyentar a los pájaros de los edificios. Estas ideas se abandonaron en seguida porque se dieron cuenta de que suponían un desperdicio alucinante de recursos y que no servían para nada.
¿Dónde está la raíz de la crisis actual entonces?
Hay un problema de demanda, no porque la gente esté asustada, sino porque posee menos dinero. Empresas y familias han invertido mal su dinero, riqueza y horas de trabajo en unos bienes inmobiliarios que nadie quiere ahora. Ahora son más pobres de lo que pensaban. La reacción natural es, por tanto, consumir menos y ahorrar. El problema es doble. Por un lado, el mercado tiene que reconocer que es más pobre y, por tanto, el consumo medio debe bajar. Por otro lado, una parte de la población tiene que buscarse o inventarse otro trabajo. Muchos quieren volver a hacer lo que hacían antes, pero el Estado no puede ayudarles de forma artificial a conseguir este objetivo.
En este sentido, ¿cómo cree que está actuando España?
Zapatero lo ha hecho mal y la oposición tampoco ha aportado ninguna sugerencia. Soy italiano de origen y la reacción de toda la clase política española me recuerda a lo que hicieron los partidos italianos en los años setenta: populismo y gasto público para alimentar a su clientela electoral. La herencia es un país retrasado y desastroso, en donde los sueldos reales no crecen desde hace trece años.
Hasta hace medio año, el presidente sostenía que la crisis era algo «opinable». ¿No se ha perdido demasiado tiempo en tomar medidas?
Esto es una recesión seria y la salida pasa por dar soluciones verdaderamente originales y nuevas. Lo que más me sorprende es que, desde hace dos años, el Gobierno tenía la capacidad de adoptar reformas fiscales y laborales importantes que ya podrían estar dando sus frutos. Estoy convencido de que ésta es una crisis española y no provocada sólo por el efecto de los mercados financieros. La pauta de crecimiento del modelo español tenía que llegar a su fin. Se creó una máquina infernal entre la burbuja inmobiliaria, la facilidad de crédito y los grandes beneficios. Era necesario que la pelota chocara contra la pared y le rompiera la nariz a unos cuantos. Esto es normal, forma parte del juego.
Aunque tarde, ¿qué se debería hacer a corto plazo?
Hay una parte de la economía que debe reciclarse y el Gobierno puede facilitar ese cambio, combinando el sistema de subsidios por desempleo con políticas más activas de búsqueda de trabajo. Por ejemplo, reduciendo impuestos de verdad. El cheque de 400 euros no crea ningún incentivo para trabajar, ni tampoco al empresario. Por tanto, se deberían dar beneficios fiscales a los parados de las capas más bajas que busquen y consigan un trabajo; reducir la carga fiscal sobre las empresas que reinviertan sus beneficios; y suavizar los subsidios de paro. Además, quedan pendientes las grandes reformas que comenzaron con el primer Gobierno de Aznar y después se paralizaron.
Elegir entre un Estado o millones de personas
"Se puede escoger entre impulsar la demanda desde el Gobierno o facilitar que las familias y empresas puedan decidir por sí mismas". Michele Boldrin (Padova, Italia), doctor en Economía por la Universidad de Rochester en 1987 y actual profesor de la Washington University en St. Louis, tiene claro que «por cada albañil que consigue trabajo con la ayuda del Gobierno hay una empresa que no encuentra crédito. Incrementar el gasto público para sostener la demanda de las empresas que están en quiebra no hace nada más que quitar recursos a otras empresas que no quebrarían».
Boldrin sabe que su postura resulta más "dolorosa" y, seguramente, menos rentable en el terreno político. Pero asegura que la opción que han tomado la mayoría de los Gobiernos está "retrasando" la salida de la crisis.
Boldrin dirige en España la cátedra Repsol de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada. Su labor investigadora se centra, entre otras cosas, los cambios demográficos, en los ciclos económicos y el precio de los activos o el mercado laboral.

EXPANSIÓN - Marzo 2009

martes, 17 de febrero de 2009

Cada vez más claro

"Si forzamos a que los bancos presten sin tener en cuenta la solvencia de sus deudores, volveremos a reproducir las condiciones que han generado la crisis actual, pero lo haremos en un momento donde la salud de los bancos está mucho más debilitada."

La semana pasada fue Gómez Navarro y ésta Enrique Villarreal, desde el ICO. Ambos filogubernamentales están reclamando el retorno de la banca pública a España como panacea para nuestra crisis económica. En su opinión, la actitud de los bancos nos está sumergiendo en un círculo vicioso: los bancos están viendo repuntar su morosidad, motivo por el cual cierran el grifo del crédito a la economía, pero sin crédito la economía se ralentiza todavía más, con lo que la morosidad sigue aumentando y el crédito restringiéndose.
Para estos dos economistas la solución está clara: debe ser el Estado, con su potente músculo financiero, quien dé un paso adelante en esta coyuntura crítica y vuelva a expandir el crédito hacia la economía. De esta manera, pasaremos del círculo vicioso al círculo virtuoso: más crédito significará más crecimiento económico, menor morosidad, balances bancarios más saneados y mayor crédito y crecimiento.
En economía las relaciones automáticas, desligadas de su sustrato teleológico, no suelen tener ninguna relevancia. Lo que importa no es tanto la cantidad del crédito en la economía como su calidad. Si el Estado presta masivamente dinero a las empresas para que acometan proyectos fallidos, difícilmente superaremos la crisis por mucho que se haya abierto el chorro del crédito.
Aunque las críticas que se pueden hacer a la propuesta de regresar a la banca pública son muy numerosas (y en otras ocasiones ya he apuntado algunas), uno de los fallos esenciales de sus proponentes podría parecer una mera cuestión léxica, pero que esconde un trasfondo mucho más profundo: la banca no concede crédito, sino que reconoce crédito.
¿Qué implicaciones tiene esta simple matización de verbo? Es un error considerar que la banca crea por sí misma la capacidad para financiar los proyectos productivos. La inversión procede siempre del ahorro de las familias y de las empresas: son estos agentes económicos los que generan la capacidad para conceder créditos. La misión de la banca, por el contrario, es reconocer crédito. Es decir, asignar ese ahorro de las familias y de las empresas a aquellos acreedores lo suficientemente solventes como para devolverlo con intereses.
La banca, por consiguiente, de lo que debería encargarse es de discriminar los proyectos buenos de los proyectos malos y asignar el ahorro escaso hacia los primeros. El problema económico ahora mismo no es que la banca esté restringiendo deliberadamente la oferta de crédito, sino que la demanda solvente del mismo se está desplomando. Si las empresas están quebrando y los familias quedando desempleadas, ¿en qué sentido podemos decir que serán capaces de devolver el ahorro que se les preste?
Si forzamos a que los bancos presten sin tener en cuenta la solvencia de sus deudores, volveremos a reproducir las condiciones que han generado la crisis actual, pero lo haremos en un momento donde la salud de los bancos está mucho más debilitada. ¿Acaso queremos abocarlos a una nueva quiebra para que el Gobierno pueda justificar una nueva lluvia de millones para rescatarlos?
Poco cambia la cosa si quien presta es el Estado, porque un mal proyecto es malo con independencia de la fuente de financiación. Si se crea una banca pública que compense con nuestros impuestos los impagos de los deudores insolventes, sólo estaremos echando dinero bueno sobre dinero malo, empeorando todavía más la salud de nuestra economía y la bases sobre las que edificar la recuperación.
Lo que hace falta no es más crédito, sino más ahorro y más proyectos rentables que financiar. Para lo primero, el Estado puede reducir el gasto público y los impuestos. Para lo segundo, hay que dejar que se ajusten los precios de los activos y liberalizar los mercados de factores productivos, especialmente el de trabajo, el energético y el de transportes.Pero las voces autorizadas de Gómez Navarro y Villarreal parecen indicar que el Gobierno va justo en la dirección contraria. Extender más crédito –esta vez forzoso– a proyectos que han dejado de ser rentables y dificultar tanto como pueda los ajustes del mercado. Qué reconfortante.

Juan Ramón Rallo - Febrero 2009

lunes, 2 de febrero de 2009

Confesiones de un soldado israelí

Comienzan a surgir en la sociedad israelí las primeras voces contra la guerra. El domingo, una marcha en Tel Aviv para pedir el final de los bombardeos en Gaza y el Líbano. Hoy, una noticia que conmocionó a la opinión pública: el sargento Itzik Shabbat anunció que se negaba a participar en la ofensiva contra Beirut, "Lo hago para oponerme a esta locura y para romper con la ilusión de que todos estamos a favor de esta guerra innecesaria basada en mentiras", afirmó este joven reservista de 28 años que vive en Sderot, ciudad próxima a Gaza en la que suelen caer los misiles Qassam de Hamás.
Se acerca la hora del regreso a Gaza. Apuro las últimas entrevistas en Jerusalén. En un café de Jaffa Road, me encuentro con Yehuda Shaul, fundador de la ONG Breaking the Silence.
"Todo es una locura: la ocupación, la forma inhumana en que tratamos a los palestinos", me dice. "En Israel entras al ejército con 18 años porque quieres luchar contra el enemigo de tu país, porque quieres dejar tu marca en la historia, y haces lo que te dicen, sin pensar. Y allí todo te ayuda para que no pienses. Misiones que cumplir, órdenes que seguir".
"Y no ves a los palestinos como seres humanos, los ves como animales. Entras a su casa durante la noche, los despiertas, les gritas, las mujeres allí, los hombres allí, y rompes todo. Son cosas que no harías aquí en Israel, pero las haces allí. Y, para poder hacerlo, niegas la realidad. Es la única forma. Creas entre tú y la realidad un muro de silencio".
"Te pongo otro ejemplo: si encuentras en la noche un paquete sospechoso que puede ser una bomba, llamas al primer mohamed que encuentras en la calle y le dices que lo abra. Podrías llamar a un experto que lo desactivase, tardaría diez minutos en venir, pero mejor hacer que un palestino se juegue la vida, ya que para ti es lo mismo, no lo ves como un ser humano. Yo hacía eso con mis soldados en Hebrón".
"Y también en Nablus, cuando quería entrar a una casa, si pensaba que podía haber una bomba trampa, cogía al mohamed de turno y lo obligaba a que abriera la puerta. Es parte de la rutina del ejército: usar a los palestinos como escudos humanos".
"Lo mismo cuando estás en un check point, los obligas esperar mucho más de los necesario, a veces durante horas, y coges a un palestino al azar y le das una paliza, de cada quince o veinte que pasan, para que el resto tenga miedo y esté tranquilo. Sólo así, tú que estás con cuatro soldados más los dominas a ellos que son miles".
"Y cuando entras a Gaza con el carro de combate y ves un coche nuevo, aunque tengas espacio en la carretera, pasas por encima. Y también disparas a los tanques de agua. Para meterles miedo, para que te respeten, porque esa es la lógica de lo que nos enseñan a los soldados israelíes".
"Además, eres joven y empiezas a disfrutar de ese poder, de que la gente haga todo lo que les digas. Es como un video juego. Estás en un check point en medio de la ruta, tienes a veinte coches esperando, y con sólo mover el dedo hacen lo que tú quieras. Juegas con ellos. Los haces avanzar, retroceder. Los vuelves locos. Tienes 18 años y te sientes poderoso".
"Tres meses antes de abandonar el ejército, dirigía una unidad en Hebrón, había hecho una buena carrera, así que tenía tiempo libre. Una mañana me miré ante el espejo y comprendí que todo aquello era un error y supe que no podría seguir adelante con mi vida si no hacía algo. Por eso, apenas salí, junto a los soldados de mi unidad, montamos una exposición con nuestras fotos, se llamaba Traer Hebrón a Tel Aviv".
"Cayó como una bomba en la sociedad. Vinieron parlamentarios, periodistas. Pasaron siete mil personas. Entonces creamos Breaking the silence, donde damos espacio para que los soldados cuenten los abusos que cometen sistemáticamente. Más de 350 lo han hecho. Ahora tenemos exposiciones y vídeos en Europa, en Israel".
"Alguna gente dice que son casos aislados. Las madres dicen: mi hijo, que está ahora en el ejército es bueno, no hace estas cosas, esto sólo lo hacen los soldados beduinos o los etíopes. Pero no es cierto. Todos las hacemos, porque es la lógica de la ocupación israelí: aterrorizar a los palestinos".
"Los check points no sirven para detener a los palestinos de entrar a Israel, es para que la realidad no entre a Israel. Porque esta es una sociedad de soldados, todos pasamos por el ejército tres años cuando somos jóvenes y luego un mes al año. Y todos hacemos eso. Por eso existe el muro de silencio, de negación, porque todos somos responsables y no lo queremos admitir".
"Ellos son las víctimas, nosotros los victimarios. Pero como victimarios, también pagamos un precio. Esta es una sociedad que no se anima a mirar a los ojos a la verdad, a sus propios actos. Es una sociedad, como consecuencia, moralmente enferma".
Hernán Zin - Julio 2006

miércoles, 28 de enero de 2009

Esto apesta

Un viejo apparatchik recibe en su despacho de la sede nacional del PP a una autoridad institucional, el vicepresidente de una Comunidad Autónoma. Le comunica que ha trabajado en el Ministerio del Interior, que tiene numerosos contactos en la Policía y la Guardia Civil e incluso exhibe una placa del Cuerpo Nacional de Policía. También lanza graves acusaciones contra su interlocutor, sin eludir el terreno personal, valiéndose de un dudoso dossier.
En esta insólita escena cabe la confusión entre jerarquías de partido e institucionales, cabe el manejo de informaciones de sospechosa procedencia (de hecho, ya se han abierto diligencias judiciales al respecto), cabe la coacción, caben la violación de la intimidad y la usurpación de funciones públicas. Pero es una escena anterior la que encierra todo el sentido de esta vergüenza: una llamada telefónica de Rajoy a Aguirre justo después de las elecciones de marzo de 2008, cuando la continuidad del fracasado candidato a la presidencia del Gobierno es cuestionada por medios hasta entonces afines y suena el nombre de Esperanza Aguirre como posible candidata en el próximo congreso del partido: "Tengo datos sospechosos de tu número dos".
Tengo, tengo, tengo... ¡Tú no tienes nada! Si en la escena precedente al tercer grado de Génova 13 está la clave de la vergüenza, en la subsiguiente está el insufrible sonrojo de ver al apparatchik en pleno ataque de pánico. Valiéndose, efectivamente, del típico recurso de un mal policía que huele el peligro, es él quien denuncia seguimientos. Lo hace ante otros apparatchik y ante El País.Me quedo muy tranquilo cuando Casimiro García-Abadillo, tras arrojar tanta luz, precisa: "Mariano Rajoy, según ha podido saber El Mundo, no utilizó en ningún momento esa información en su beneficio". Yo había pensado que levantar el teléfono y dirigirse a su posible sucesora para advertirle de que una basura rebosaba los cajones de su Anacleto honorífico era en sí mismo, objetivamente, sin necesidad de juicios de intenciones, un uso de la basura en su beneficio.
Juan Carlos Girauta - Enero 2009

miércoles, 21 de enero de 2009

Advino Obama

Ya está. Llegó el elegido a la Casa Blanca. Ahora espero impaciente a presenciar lo anunciado por las buenas, por las mejores gentes. ¿O no lo son? Los más sensibles, los que trabajan con las ideas y la imaginación, los artistas, profesores, novelistas e intelectuales, los abnegados creadores de oenegés, los cantantes comprometidos. Y la mayor parte de la prensa americana. Y toda la europea. Con un ochenta por ciento de popularidad en su país, y supongo que un noventa y nueve por ciento en la Unión Europea, llega el ungido a corregir los dos mandatos enteros de Bush, que no contienen, al parecer, más que errores. No hay día que no oiga de ese ser nefasto: "El peor presidente de la historia de los Estados Unidos...". Tanta gente no se puede equivocar.
O sea que sí, que ha llegado la nueva era, que las guerras desaparecerán de la faz de la tierra y con la sola diplomacia cesarán los combates tribales, verán la luz los torvos dictadores y correrán a democratizar sus países, Hamás y Hezbolá entregarán las armas, Irán celebrará actos en memoria del Holocausto, los banqueros se reducirán el sueldo y se precipitarán a transferir íntegramente el dinero de su rescate a las familias y a las empresas a punto de cerrar por asfixia financiera, los secesionistas de los viejos estados se estrecharán la mano, qué digo, se abrazarán emocionados a quienes hasta ayer tuvieron por opresores.
Como la crisis económica provocada por Bush se solucionará con prontitud, enseguida seremos todos más ricos. Y más generosos. Probablemente este nuevo ambiente social nos haga también más guapos, e incluso más altos y apuestos. Los torturadores de las infinitas cárceles del mundo comprenderán el horror que causaron y se apuntarán como voluntarios a pintar albergues siguiendo el ejemplo del deseado, del providencial, del único, del enviado.Reflexiones que se derivan en pura lógica del modo en que los buenos, representados por un joven viejo como Bruce Springsteen, una vieja joven como Aretha Franklin o un extraordinario novelista como Paul Auster, han recibido el advenimiento de Obama. Auster es el que más me inquieta. He leído toda su obra con placer, y ahora comprendo que desde la idiotez no sólo se puede ser un buen actor, un buen cantante o un buen samaritano. También se puede ser un gran escritor. Y eso sí que me rompe los esquemas.

Juan Carlos Girauta - Enero 2009

miércoles, 14 de enero de 2009

La banalidad del lenguaje

Las imágenes de la guerra que se libra en la franja de Gaza repugnan la sensibilidad de millones de personas. Los que pensamos que esta ofensiva militar fomentará más el odio y no resolverá el endémico conflicto entre israelíes y palestinos, nos movemos en el dilema de respeto y admiración al pueblo judío y el sufrimiento absurdo de tantos palestinos que viven en condiciones infrahumanas y son víctimas de una guerra cuyo balance de muertos es desproporcionado.

Por muy justificadas que sean las razones de Israel y Hamas para entregarse a esta barbarie debe existir una fórmula para detener la violencia.

Israel ha privado de un territorio propio a los palestinos que quedaron dentro de las tierras conquistadas en su fulgurante guerra de junio de 1967. Mientras no se resuelva este contencioso satisfactoriamente por las dos partes no habrá paz, ni con el poderío militar de Israel ni con las acciones terroristas de Hamas en cuyos estatutos se escribe que "el profeta, que Alá le bendiga y le dé la salvación, ha dicho: el día del Juicio no llegará hasta que los musulmanes combatan contra los judíos (matando a los judíos). Cuando el judío se esconda detrás de piedras y árboles, las piedras y los árboles dirán: Oh musulmanes, oh Abdulla, hay un judío detrás de mí, ven a matarlo."

Produce escalofrío y se entiende el radical enfrentamiento entre dos pueblos que tienen insuperables dificultades para convivir. Ya sé que es imposible tener una posición equidistante sin que seas acusado por unos o por otros. La misma ministra de Exteriores israelí, Tzipi Livni, ha dicho que se está con Israel o contra Israel.

Depende en qué y cuándo.

Lo que me inquieta de este conflicto es la banalidad del lenguaje. Cambiar el sentido de las palabras, dijo primero Montaigne y luego Lewis Carroll, es el primer paso para deformar la realidad.

Hablar de genocidio en Gaza es adulterar su significado si se compara con el exterminio de seis millones de judíos de varias nacionalidades europeas que sufrieron torturas, asesinatos y viajes macabros a las cámaras de gas.

Es un genocidio lo que ocurrió en los campos de la muerte de Camboya, la hambruna provocada por Stalin en Ucrania, la matanza de armenios por parte de los turcos en 1915, la eliminación de una etnia en Ruanda en los años noventa. Encuentro desproporcionadas las pancartas que hablan de genocidio en Gaza. Es otra cosa.

Lluís Foix - Enero 2009