miércoles, 14 de mayo de 2008

Myanmar

La miseria humana y moral de la dictadura de Birmania hiela el alma a cualquiera. Un cataclismo de esta magnitud, con miles de muertos, cadáveres putrefactos bajo el fango, casas y templos destruidos, tierras inundadas, millones de personas confusas y desorientadas, son el sello del insoportable sufrimiento al que esta expuesto el pueblo Birmano.

Si, además, añadimos que las ayudas del exterior llegan con cuentagotas debido al creciente temor de los dictadores a una nueva contaminación ideológica y los pocos escrúpulos mostrados por la Junta Militar de Birmania al mantener el referéndum, lo convierten en un escenario indecente e insoportable.

Estamos ante una catástrofe sin precedentes donde miles de familias han perdido lo poco que tenían y aun así, las ayudas internacionales de agencias de la ONU siguen sin poder acceder al país. Kilos y más kilos de ayuda humanitaria esperan en la frontera con Tailandia para poder ser suministrados al pueblo birmano.

Actualmente, en Birmania, hay más de 41.000 desaparecidos y según fuentes internacionales y ONGs, la cantidad de desplazados podría multiplicarse hasta el millón y medio. Estos desplazados deambulan por el sur del país sin hogar y en precarias condiciones corriendo el riesgo de sumarse a las más de cien mil victimas estimadas hasta el momento.

Realmente es difícil de describir la perversidad del régimen que en plena tragedia nacional, donde mas del 30% del país a quedado afectado, con cientos de miles de compatriotas sin casas, ni comida, no tiene reparos en celebrar un referéndum para, solo así, poder cosechar una infame mayoría absoluta.

by Borja Juez

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